Técnica de compresión del pecho


En determinadas ocasiones, pequeños trucos proporcionan grandes resultados. Uno de ellos es la conocida como “técnica de compresión del pecho”, también llamada compresión mamaria o del seno. Es bastante probable que en más de una ocasión muchas madres hayamos utilizado alguna vez esta técnica de forma automática e instintiva, casi sin darnos cuenta.

 

¿Cuándo usar la compresión del pecho?

Con el uso de esta sencilla técnica buscamos distintos objetivos, dependiendo de las necesidades que observemos en cada momento:

  • Ayudar a que la transferencia de leche desde nuestro pecho a la boca de nuestro bebé sea más rápida y facilitar a nuestro pequeño el llegar a la leche del final, generalmente más rica en grasa (que le ayudará a ganar peso) y más saciante, dejándolo más satisfecho una vez finalizada la toma.
  • Ante un “niño dormilón”, poco demandante, que duerme demasiadas horas seguidas, hace que se muestre más interesado por el pecho. Es frecuente que en los niños que muestran esta forma de ser las tomas se alargen eternamente pero en realidad no hay adecuada transferencia (paso) de leche del pecho a su estómago, dudando a veces que el pecho llegue a estar verdaderamente más vacío que al inicio de la toma. Muchas veces, estos pequeños están simplemente con el pezón en la boca, sin succionar o haciendo pequeñas succiones superficiales no nutritivas (afectivas).
  • Sirve de ayuda a la hora de vaciar el pecho en casos de niños que se encuentran enfermos o faltos de fuerzas, como pueden ser aquellos que están pasando por una otitis, o que tienen problemas respiratorios o cardiacos.
  • Ayuda a que la tomas de los bebés nacidos prematuramente sean más efectivas. Estos pequeños, por su inmadurez, no tienen fuerza para extraer la leche del pecho y se agotan con mayor facilidad.  Una buena técnica de compresión mamaria en estos casos puede evitar una suplementación, o disminuirla en un alto grado.
  • Ayuda también en casos de niños con problemas de frenillo sublingual corto o anquiloglosia. Esta compresión, usada conjuntamente con determinadas posturas es bastante efectiva. Buscaremos ir probando posturas para mamar que le permitan abrir mas la boca (típica postura del “caballito”, es decir, incorporado en vertical sobre la pierna de la madre; o una postura “biológica”, que es aquella en la que el bebé está tumbado encima de su madre, con la nariz a la altura del pezón, y que permite un agarre eficaz)
  • Resulta realmente muy útil en niños cuyas lenguas son pequeñas y los pechos de sus madres grandes en comparación (descompensación de tamaño entre boca y pezón). Al igual que ocurre con los frenillos, si la usamos combinada a una de las posturas anteriormente descritas, aumenta significativamente la cantidad de leche que se transfiere del pecho al bebé.
  • Sirve de ayuda en madres que tienen grietas, sufren obstrucciones o sienten molestias durante las tomas por distintos motivos para controlar el dolor, ya que al acortar la duración de las tomas sufren menos y al ayudar a vaciar el pecho hacen que la succión del bebé sea más productiva.

 

¿Cómo transcurre una toma “normal”?

Para entender el porqué funciona esta técnica, recordaremos brevemente cómo transcurre una toma. Una vez nuestro bebé se agarra al pecho correctamente, sin causar dolor, lo habitual es que suela comenzar succionando de manera más o menos continua, parando para respirar, de manera que se van haciendo succiones en ciclos (5-10 succiones seguidas –pausa para respirar y descansar– nuevo ciclo de succiones). Pero también tenemos que distinguir entre dos tipos de succiones:

  • Al principio de la toma, las succiones generalmente serán nutritivas. Podremos ver como nuestro bebé succiona con intensidad, con «ganas», redondea sus mejillas al succionar, moviendo la mandíbula y llegando incluso a mover el lóbulo de la oreja. Algunas veces hasta se les oyes tragar
  • Según transcurra la toma, el bebé irá cambiando la manera de succionar del pecho, hasta llegar a las succiones afectivas o no nutritivas, que se asemejan a pequeños temblores de barbilla, que también son necesarias puesto que estimulan el pecho para que produzca leche, pero debemos tener en cuenta que en ese momento, no está mamando realmente para sacar leche ….

 

Cada niño es distinto pero, sobre todo durante sus primeros días de vida, más pronto que tarde, la cantidad de succiones de cada ciclo serán cada vez menores, y las pausas entre succiones se alargarán cada vez más. Antes de llegar al punto en el que el pequeño haga pausas excesivamente largas, cosa que nos indica que se ha quedado dormido o que va a estarlo en breve, es buena idea estar vigilantes y animarle a continuar vaciando el pecho un poco más mediante esta sencilla práctica.

 

¿En qué consiste la técnica de compresión mamaria?

Comencemos:

  • una vez que nuestro bebé comience a separar las succiones nutritivas y antes de que se detenga del todo, separe demasiado las succiones, o bien llegue a esas succiones típicas de » temblor de babilla», cogeremos una buena porción del pecho con la mano que nos queda libre, lo más alto posible y comprimiremos de manera firme pero sin llegar a causarnos dolor. Mantendremos esta compresión, evitando el “bombeo”.

 

  • La posición del agarre debe estar lo mas alejada de la areola de tal manera que si cogemos el pecho, por ejemplo, en forma de “C”, con el pulgar por encima, este dedo esté lo mas alto posible, y los otro 4 dedos restantes, los que están por debajo del pecho, estén lo más pegados al cuerpo, de forma que el dedo meñique esté tocando las costillas. Con este agarre alto conseguimos:
    • que haya una mayor cantidad de pecho a comprimir (mayor longitud de los conductos llenos de leche, son comprimidos )
    • evitamos interferir en el agarre del niño al pecho ya que si presionamos demasiado cerca de ella, es frecuente que se pierda “el vacío” del agarre al modificar el sellado de los labios a la areola.
  • La compresión envía un chorro de leche directa a la boca del bebé y en la mayoría de los casos lo animará a seguir mamando antes de dormirse. Así pues, con ello conseguiremos algunos ciclos de succión efectiva más, aunque generalmente con menor número de succiones.
  • Transcurrido un tiempo (variable para cada niño), el pequeño volverá a detenerse. Cuando pare de succionar será el momento de “soltar” el agarre y es bastante frecuente que tras ello (debido a la diferencia de presiones entre el pecho y la boca del bebé) salga otro chorrito de leche, la que quedó retenida en otras áreas del pecho por encima del agarre y que comenzará a fluir de nuevo estimulando al bebé a succionar de forma activa. Esto nos va a dar tiempo para “explorar” nuestro pecho (por ejemplo, en busca de zonas más duras o más difíciles de vaciar como puede ser la zona próxima a la axila) y buscar otra manera de colocar la mano, de manera que cogeremos una nueva porción de pecho, y volvemos a ejercer esa compresión moderada del mismo. Así poco a poco, por cuadrantes, ayudaremos a nuestro bebé a dejar el pecho más vacío.
  • Mientras siga succionando, no comprimiremos el pecho por el momento, nos limitaremos a ir buscando el siguiente agarre para la siguiente compresión; observaremos a nuestro bebé y esperaremos que pare la succión y descanse un poquito para reanudar la compresión con otra porción de pecho. Recordemos que la compresión del pecho no se debería usar cuando el bebé esta “deglutiendo” (tragando) leche activamente por si solo. Se usaría más bien cuando ya no le escuchamos tragar y parece que la succión es menos activa.

Debemos tener paciencia. A veces, la leche tarda un poquito en fluir, sobre todo a medida que vamos vaciando el pecho. Si la compresión parece que no tiene efecto al principio es buena idea mantener la compresión durante un poco más y esperar un minuto antes de plantearse cambiar al otro pecho o finalizar la toma.

Tras realizar esta maniobra de forma sistemática por todo el pecho, podemos encontrar distintas situaciones:

  • nuestro bebé se está adormilando, tranquilo y satisfecho. Damos la toma por finalizada.
  • Nuestro bebé está receptivo para seguir mamando: ponemos al bebé en el otro pecho y repetimos el proceso.
  • Podemos ir cambiando de un pecho a otro cuantas veces consideremos necesario hasta que la compresión ya no funcione para mantener al bebé activo.

 

…Y recordemos….

Es buena idea experimentar. Aunque esta técnica tal y como la describimos funciona bien para muchas madres, se puede probar cualquier variación que se adapte mejor a la situación vivida en cada momento y que funcione mejor a título personal. La técnica funcionará mientras no cause dolor el comprimir el pecho y el bebé esté obteniendo suficiente leche.

 

Y no olvidemos que:

Las tomas al pecho no deben ser limitadas en tiempo ni horarios.  La lactancia materna es a demanda, y es a demanda porque es la única forma que tiene el pecho de saber cuánta leche debe producir.
No pasa nada porque el bebé sólo tome un pecho. Podemos aprovechar al máximo un pecho con la compresión mamaria y después ofrecer el otro. Si no lo quiere,  no hay problema, pero nosotros se lo hemos ofrecido, por lo que no nos quedará la duda de si lo habría querido o no.

 

Fuentes: