Emilio González IBCLC y Pediatra del Hospital Mar Menor de San Javier, ha concedido a Lactando el premio naranja de la Lactancia. Se trata de un premio simbólico a nivel particular que nos hace mucha, muchísima ilusión. Compartimos con vosotros el mensaje que nos ha enviado.
Ya sé que me repito mucho, pero la verdad los premios “Naranja” y “Limón” del pasado año sólo se me ocurre dárselos a los de siempre, O sea que el Naranja a las mamás de Lactando que siguen trabajando infatigablemente, ahora bajo la dirección de Clara.
Y otro premio Naranja a Rocío en sí misma, por su blog, su Consulta, su trabajo prolactancia en la Arrixaca, su nueva actividad como secretaria de Fedalma y sus labores de crianza, en fin, ya sabes, algo apabullante.
El premio Limón, como siempre, a los Señores de Calidad de la Consejería (con su promesa, ya totalmente olvidada, de que, ¡en el 2008!, todos los Hospitales de la Comunidad serían Amigos de los Niños) que este año no sólo han realizado ninguna actividad prolactancia (lo cual bien pensado probablemente es bueno) sino que continúan con el “Plan de Atención al Parto Normal” en su línea habitual: como hacer que parezca que se están haciendo cosas para así no tener que cambiar nada. Y así sus auditorias del mismo sólo incluyen el revisar si los formularios se están rellenando adecuadamente pero sin investigar que es lo que se hace realmente. Mientras, la mayoría de las mujeres de la región siguen ignorando que tienen derecho a decidir (o al menos a decir) como quieren que sea su parto, los piel-con-piel son todavía, muchas veces, camiseta-con-camisón y, en el mejor de los casos, la “normalidad” del parto depende de la buena voluntad de la matrona que te toque.
Ahora, el premio al mayor despropósito regional se lo lleva la misma Consejería con la publicación de su Guía para Atención Primaria de la Alimentación Complementaria del Lactante, con el que, sin ninguna base científica e ignorando que la introducción de esta alimentación es como la lactancia, a demanda, en un documento de nada menos que 40 páginas, pretenden unificar de manera rígida, no sólo el orden y la fecha de introducción de todos los alimentos, sino hasta las cantidades, en gramos, y la forma de prepararlos. Todo un castillo hecho de viento. Hablando con algunos de los expertos que le han dado el visto bueno, alegan que no querían echar abajo dos años de trabajo de otros compañeros y que, a fin de cuentas, es intrascendente porque las madres no son tan obsesivas como para seguir tales recomendaciones (pero a la mayoría de la gente le gusta que le den recetas para todo, incluso para ser felices, de ahí el éxito de los libros de autoayuda). Creo que no tienen en cuenta que el tema es más profundo y que realmente lo que está en juego es la manera de la que queremos vivir: siguiendo las ordenes que dictan los de arriba según sus ideas, o en libertad y armonía con la Naturaleza.
Este año ningún autor español ha publicado sobre lactancia y lo mejor que ha salido en castellano son traducciones, destacando la del babyled weaning de Gill Rapley, “El niño ya come solo”, que como sabes es todo lo contario de lo que propugna la Consejería. Y el de Daniel J. Siegel (del que seguiré hablando), “El cerebro del niño ”, y que estoy deseando que alguna mamá lo ponga en práctica y me cuente como le ha ido.
Es todo. ¡Feliz Año!
Emilio