Para enseñar a dormir a un niño no puedes hacerle sufrir´


RAFA LÓPEZ – VIGO –Se utiliza la expresión “dormir como un bebé” para referirse a dormir plácidamente, de un tirón, pero no es así como duermen los recién nacidos…
–Es justamente lo contrario. Un bebé es un ser preparado para despertarse muy frecuentemente, porque ello le permite la supervivencia. El bebé tiene una especie de radar, y cuando nota que hace tiempo que el cuidador no está cerca, lo reclama, y eso le permite sobrevivir.
–Hablaba antes de falsos mitos en torno al sueño infantil. ¿Cuáles son los más extendidos?
–Es falsa la idea de que a los siete meses o al año deben dormir toda la noche de corrido. Sólo hay un estudio que lo menciona, el de Anders, que decía que la mitad de los bebés dormían toda la noche a partir del octavo o noveno mes. Pero matiza que entiende “toda la noche” por cinco horas. Y es falso que tengan que dormir 12 horas. Un bebé de 7 meses puede dormir 9 horas y media, es normal.
–¿Y eso de que a los bebés no hay que despertarlos nunca, porque su cerebro se está formando? ¿Qué tiene de cierto?
–No hay que despertarlo de la misma forma que no hay que despertar a un adulto. Cuando duermen, crecen, pero eso no tiene que ver con el número de horas: la hormona del crecimiento sólo se secreta durante las dos primeras horas.
–Usted es partidaria del “colecho”, de que los bebés duerman con sus padres. ¿Es una recomendación general?
–Sí. El 87% de los niños de todo el mundo duermen acompañados. En Japón, Noruega y Finlandia se supera el 90 por ciento. En EE UU, Europa Mediterránea y parte de Canadá sólo lo hacemos un 54%. Incluso aquí, la mayoría de los padres duerme con sus hijos, siquiera esporádicamente. Pero es un tema tabú y no lo dicen.
–¿Por qué es tabú?
–Por esas falsas ideas de que si duermes con el niño lo malcrías, que te va a salir mal. Cuando mi hijo pequeño iba al colegio muchas madres me comentaban que ellas también dormían con sus hijos. Los mamíferos estamos programados para mamar leche de la madre, dormir juntos y desplazarnos en mamadas. Si todos los niños durmieran con sus padres lo harían mejor y no se venderían tantas cosas para dormir niños: walkie-talkies, chupetes, biberones…
–Usted ha aplicado sus métodos con sus hijos…
–Han dormido con nosotros hasta que ellos han querido. El mayor empezó a dormir solo a los dos años y medio. El pequeño pasó más tiempo, hasta los 3 o 4 años. Esporádicamente, lo seguimos haciendo, después de ver una película, o cuando vamos de acampada.
–¿La lactancia también beneficia al sueño infantil?
–Sí, la leche contiene L-triptofano. De ahí lo de tomarla antes de acostarse. Y la madre también se duerme antes, porque tiene la prolactina más alta.
–Discrepa usted con el método del doctor Eduard Estivill para provocar el sueño infantil…
El doctor Estivill no tiene ningún método, se lo copió al doctor Ferber en 1985 en EE UU. Ahora dice que él nunca dicho que el método fuera suyo… Se trata de provocar un shock al niño pequeño de hasta cinco años, que pase miedo. Así suben una serie de hormonas tóxicas a nivel cerebral, y el cuerpo lo contrarresta secretando opiáceos y serotonina. El niño cae autodrogado y se duerme. El fin no justifica los medios. Para enseñar a dormir a un niño no puedes hacerle sufrir.
–Usted trabajó en el 11-M y en la riada de Biescas. ¿Se prepara psicológicamente un psicólogo para afrontar tragedias así?
–En Biescas fuimos pioneros y hubo profesionales que lo pagaron: no podían comer carne, estaban deprimidos… Hoy ya existe todo un protocolo y psicólogos que atienden a otros colegas en unas sesiones de briefing para tratar esa ansiedad.

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